martes, 22 de abril de 2008

Capitulo 2. La Manada.

Del otro lado se escuchaban voces enfurecidas, una gran discusión se llevaba a cabo. Los nombres me resonaban en la cabeza (Conejitoh, Leiran, Daryon, Cristal, Ana.Evans), ¿quienes eran?
Me estaba impacientando, no soy de los que esperan sino de los que actúan. Pero necesitaba saber a que me iba a enfrentar. Vampiros, Licántropos, guerra, esos eran los temas a tratar.

- ¡Maldición, debo entrar! – Masculle entre dientes.

Suavemente moví el picaporte, la puerta estaba cerrada, las voces se acallaron. ¿Me habrían descubierto? Me prepare para lo peor, patee la puerta y… Nadie, no había nadie.
Era una taberna bastante grade, por consiguiente muchos lugares donde poder esconderse, escuchaba sus pasos, sus respiraciones, eran ágiles… como yo.

- ¡Salgan donde pueda verlos!
- Sabia que volverías – Dijo en tono irónico.
- Deja de molestarlo Leiran, sabes que nos hizo falta.
- Callaos, ¿no veis que lo están consternando?

Esas voces me eran familiares, y traían 3 palabras a mi cerebro: “Tribu Talones Rojo”. Yo los conocía, eran mis hermanos, mi manada. Después de mucho tiempo, recordaba, recordaba algo. Al verme tan pensativo, y tal como lo sospechaba eran 3, al ver sus rostros una consecución de imágenes golpeo mi cabeza.

- ¿Donde has estado? – Dijo al que recuerdo con el nombre de Daryon.
- Que pasa contigo Ares, estas muy callado – Dijo el que se llama, según mi mala memoria, Conejitoh.
- Este… como se los explico…
- No pareces ser tu “amigo” – Dijo con desprecio Leiran.
- ¡Mi comportamiento no es lo que importa aquí! ¿Qué están planeando sin mí? – Dije furioso.
- ¡Ese es mi compañero de caza! – Dijo conejitoh sentándose en la barra. – Sírveme una cerveza y charlemos de los planes, que nuestro hermano ha vuelto.
- Tardas mas de lo que habías dicho, estábamos preocupados por ti, pensamos que no vendrías – Daryon golpeo mi espalda y se encamino a la barra
- Me retrase en un pueblo cercano, tuve un encuentro con un mago Arcano – Pensé en dejar a un lado la información de que no poseo memoria previa a esos acontecimientos.

Conejitoh era un muchacho alto, su pelo era de color blanco como las nubes. Leiran era grande de una expresión inmutable, se notaban los años de batallas en su mirada. Daryon, el líder, era serio y al mismo tiempo ameno, confiado en sus palabras.
Nos sentamos en la barra y conversamos. El tema en cuestión, 2 clanes vampiros se pusieron de acuerdo para tomar la ciudad, la cual estaba en control lupino. Daryon me expuso los motivos por el cual me habían convocado a esta ciudad, “Los hijos de Lilita” y “Los Colmillos Negros” se complotaron y sistemáticamente cazaron a los lobos de esta ciudad, hasta que solo quedaron los líderes del clan. Me explicaron que no podíamos traer más refuerzos de otras ciudades porque las debilitaríamos innecesariamente. El lugar en donde nos encontrábamos era el bar “Talones Rojos”, nuestro refugio, al menos por ahora no se atrevían a entrar aquí.

- ¡Debemos encontrar y asesinar a Krystal!, ella es la líder local de “Los Colmillos Negros”.
- Es una locura (Dijo Leiran), nos superan en número.
- Con Ares aquí, no importa la desigualdad numérica.
- Deberíamos buscar candidatos a la transmutación, nos vendría bien el refuerzo (Dijo Conejitoh).
- ¿Dónde esta Drovic, a todo esto?
- Ya lo conoces, debe estar buscando problemas con los malditos vampiros.

La conversación llevo varias horas, como también varias jarras de cerveza. Tomamos una decisión, no serias desplazados por los malditos vampiros, lucharíamos por lo que nos pertenecía, primero dividiríamos a los clanes y luego atacaríamos a cada uno por separado. Pero que haría yo con mi reciente amor, que haría con Senaka, debía prevenirla y ponerla a salvo. Mientras tanto seguiría con el plan y convencería mis compañeros que enfrentemos a “Los Colmillos Negros”.
Me dieron la llave de una habitación que acondicionaron para mi uso, me despedí y me dirigí a ella, debía pensar y no hay nada mejor para ello que una buena siesta. Con el nuevo día, alguna nueva idea surgiría. Cada quien se retiro a sus aposentos. Cuando estaba por entrar a mi habitación escuche la puerta de calle que se habría y una persona de corpulenta atravesó el umbral, su rostro lucia una cicratiz en su mejilla, era Drovic.

- ¡Ares! – Grito entusiasmado.
- ¿Drovic, como estas?
- ¿Así saludas a tu hermano de armas?
- Perdona – baje las escaleras.

Al llegar a su lado me dio un gran abrazo, sentía como me faltaba el aire y los ojos se salían de sus orbitas.

- ¡Me alegro de que hayas llegado amigo mío! ¿Ya te ibas a dormir? Tomate una cerveza conmigo antes.
- De acuerdo – Dije tímidamente.
- Esta noche tuve un encuentro con un viejo amigo nuestro
- ¿Quien?
- SirGarlick, el también ha vuelto a la ciudad, esto ya se parece a una encrucijada. Al parecer esta ciudad es el punto de encuentro de muchos viejos conocidos, amigos o enemigos.
- Y él a que ha vuelto – Pensé que lo mejor era seguirle la corriente y tratar de averiguar quien es este SirGarlick.
- A lo mismo que tu, pero ya sabes que por el momento no puede regresar a la Tribu.
- ¡Oh! Cierto, no recordaba.
- Estas un poco desmemoriado.
- Es la cerveza, y el cansancio. – Dije nerviosamente.
- ¿Y desde cuando la cerveza te hace eso?
- Bueno, es que…

Mi titubeo fue atroz, nunca debes titubear cuando estas en problemas, seguridad, eso es lo que debes demostrar al menos. Me miro suspicaz, sabia que algo andaba mal, pero no que era.

- ¿Te pasa algo Ares? – De su rostro había desaparecido la sonrisa que hasta hace unos minutos mostraba.
- No nada, yo…
- Tienes olor a vampiro en ti, pero no a su sangre. ¿Cómo es eso?
- Tengo que contarte algo.

Le explique lo que me aconteció en aquel pueblo de mala muerte, el Mago Arcano, su grupo, el extraño tatuaje de Dragón, y el maldito hechizo que me borro la memoria, y bueno, mi encuentro con Senaka. Drovic permaneció en silencio por varios minutos, pensativo, y al fin comenzó a hablar:

- Te creo, eso explica mucho, tu retraso en llegar y la falta de familiaridad conmigo. Ve a dormir, mañana hablaremos mejor, no te preocupes yo hablare con el resto.
- Gracias, por todo.

Me dirigí hacia mi habitación, entre y me acosté. Mi mente era un torbellino de pensamientos e ideas, mi nuevo amor, Senaka; mi reciente encontrada manada, los Talones Rojos. Que me deparara en los próximos días, se aproxima una gran batalla, y yo tendré que elegir entre mi manada y mi amor, ¿podré tomar esa decisión? ¿O lograre encontrar otra solución? 

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