miércoles, 4 de agosto de 2010

Al Pincha en el mes de su Cumple

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¿Por qué Estudiantes?
Después de tomar la decisión de crear una nueva institución para satisfacer los deseos de los aficionados, aquel mismo 4 de agosto de 1905 había que buscarle una denominación que la identificara. Como la mayoría de los presentes en la reunión fundacional estaba cursando estudios universitarios, "nadie dudó el nombre que en adelante debíamos defender, recordaba 40 años más tarde Tomás Shedden, casi todos los allí reunidos éramos estudiantes y la sola insinuación que éste debía ser el nombre del instituto fue recibida con franca aprobación".
foto hisoria :: clubestudianteslp.com.ar

Himno de Estudiantes

No te declares jamás vencido,
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido,
levantarse de nuevo en otras tantas.
ADELANTE ESTUDIANTES ADELANTE !!!!
Con el aire cabal del vencedor,
la derrota y el triunfo son instantes,
y el laurel no es eterno en su verdor,
horizonte sonoro de clarines,
y muchedumbre de pañuelos blancos,
a tanta gloria permanente marco,
y alboroto triunfal de banderines.
No te declares jamás vencido,
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido,
levantarse de nuevo en otras tantas,
ADELANTE ESTUDIANTES ADELANTE !!!!
con el aire cabal del vencedor,
la derrota y el triunfo son instantes,
y el laurel no es eterno en su verdor,
ADELANTE ESTUDIANTES ADELANTE !!!!
con el paso marcial animo tenso,
alta la frente, ilasado el pecho,
y la casaca bicolor triunfante !!!!!

Copa Libertadores 1969

Los Colores
Los Colores
En la Asamblea de comisión directiva del 28 de febrero de 1906 quedaron estipulados los colores que recorrerían las canchas del mundo distinguiendo a Estudiantes. Tomás Shedden, antes de trasladarse a la ciudad de La Plata, había estudiado en el English High School (sus egresados habían fundado el legendario Club Alumni) y, como conservaba cariño por las franjas verticales rojas y blancas de su camiseta, propuso que el nuevo club imitara su vestimenta. Luego, al inscribirse en la Asociación, debieron ensanchar las franjas para diferenciarse del club de los hermanos Brown.
"Una historia para contar mil veces"

"Sueño con volver a ver las tribunas repletas de familias; hay que devolverle a esta institución, el prestigio y el orgullo que tuvo y nunca debió perder... " Carlos Bilardo

El 4 de agosto de 1905 -en la zapatería "Nueva York" de la calle 7 entre 57 y 58 de la ciudad de La Plata- por iniciativa de un grupo de jóvenes hombres interesados en crear una institución cuya principal actividad fuera la práctica del fútbol, se fundó el entonces llamado “Club Atlético Estudiantes”.
Por aquellos días, este deporte ya despertaba pasiones en nuestra tierra: equipos como Lomas Athletic, Quilmes Athletic, Belgrano, Lobos, San Isidro, Porteño, Reformer, Barracas, San Martín, Nacional y Argentinos de Quilmes, se enfrentaban en sucesivos torneos organizados por la flamante Asociación Argentina de Fútbol, cuyo habitual ganador era Alumni, equipo representativo de los egresados del "English High School".
Nacido del entusiasmo de los amantes del fútbol y debiendo su nombre a la condición de estudiantes de sus fundadores, Estudiantes de La Plata -su nombre definitivo- fue, desde sus inicios, un club dedicado primordialmente al fútbol y regido bajo el firme objetivo de ‘hacer historia’ dentro de esta apasionante disciplina. Y aquellos sueños de principio de siglo, no han quedado en el aire... Estudiantes supo forjar una historia colmada de éxitos y grandezas que excedieron lo puramente deportivo y que aún hoy merece ser recordada y relatada una y mil veces.
"Una historia para contar mil veces"
"El estadio, que era un infierno -a tal punto que por los gritos de los ingleses ni siquiera podía oír a mis compañeros- se calló para siempre." Juan Ramón Verón

Dos polos de energía en dos puntos opuestos del globo terrestre. Uno, en Manchester, Inglaterra, en el viejo estadio “Old Trafford”. El otro, en la ciudad de La Plata, República Argentina.
Allá, la noche. Las gradas colmadas de fanáticos ingleses se levantaban encrespadas como las paredes de una caldera.
Acá, una tarde de miércoles diferente a cualquier otra. Todo parecía estar paralizado y expectante, girando en torno al mismo eje. La rutina detenida y la gente, absorta. Ni la educación siguió su curso (en las escuelas platenses, por ejemplo, no se dictaron clases) Todos, absolutamente todos, estaban a la espera del devenir de “el” partido. Y esta expectativa, sobrepasaba las fronteras de la ciudad: era un país el que esperaba la hora del gran ‘choque’.
Uniendo ambos polos, la inconfundible e inolvidable voz de José María Muñoz relataba -y narraba como si se tratase de una obra maestra- para la locura y la memoria del deporte mundial, la hazaña de un grupo de humildes pero por demás talentosos jugadores pincharratas que se jugaban, aquél día, nada más ni nada menos, que “la final del mundo”.
De un lado, el equipo europeo que había ganado el campeonato mundial de selecciones de 1966, llamados “hijos de la Cátedra del Fútbol". Del otro -bajo la batuta de Osvaldo Zubeldía- el "flaco" Poletti, el "negro" Aguirre Suárez, el "narigón" Bilardo, el "tordo" Madero, la "bruja" Verón, el tucumano Medina y "Cacho" Malbernat, por mencionar algunos de los que conformaron aquél equipo inolvidable.
El resto de este cuento es bien conocido: un cabezazo de Verón y una hinchada de gringos con la mandíbula dislocada, con los ojos llenos de lágrimas, con los músculos atrofiados de saltar, aplaudir, abrazar, correr... y de nuevo: saltar, aplaudir...
Hoy seguimos recordando el devenir de los hechos de aquél día para volver a emocionarnos, para transmitirlos de manera exacta a aquellos que no lo vivieron, para no olvidar lo que no querremos olvidar jamás; en una palabra, tener bien presente hoy y siempre, una historia entrañable que además de emocionarnos nos renueve diariamente el compromiso que Estudiantes siempre fomentó: la competencia y el buen fútbol aceptando las dificultades como lo esencial del desafío. Porque fue así como nos lo enseñó el recordado Zubeldía al decir que “A la gloria no se llega por un camino de rosas..."

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